un poema es la Revolución sucediendo Yaxkin Melchy y fueron dos esterlinas los ojos de Satanás Rubén Darío --- Hago sombras y muecas: la oficina hecha una barricada. Revolución caliente! En el cerro, entre la estatua ecuestre, pintas sobre las sobras nacionales: obras, trastes. Un cité, los retretes tras las cifras. El fuego por delante urde, arde en medio de la plaza. Arde, lumbre, que los muchaches gocen. Zumba loca la calle abierta al sol: reggaeton y sones de protesta. Una cita en Plaza Dignidad. Decir soy un poeta mexicano. Urbe arde con wifi y celulares. Cumbre larga que se ve de La Florida. Abre ya Revolución deseante. Libros sobre una noche curada; astros cubren como un haitiano gana una luca que me cega los ojos ¡una bomba! Reflejo restado -momentáneo- --- Largas compras y mercas: anticucho quemado en parricadas. Anticuada la Revolución doliente. En el centro, escombros van quedando escondidos bajo el hoyo, Baquedano, topos miran. ¡Bacán encapucharse! Ojos, libras darianas en el parque, esterlinos focos de Satanás. Cebras, ¡ojo! cayendo hecho pedazos. Un pestañeo sangriento y caluroso. Decir: chancho, zorrillos y guanacos. Decir Chile: un rosicler rabioso. Cambio y fuera.
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